El destino diagonal de Dee Dee Ramone, mucho antes de que la ciudad fuera descubierta por los Stones.
“La Argentina es como un desvío en el tiempo”, escribió Dee Dee en una especie de diario íntimo. Y dijo que le “impresionó mucho la catedral que tienen”, para desgracia de los masones, quienes llenaron la ciudad de signos en infatigable guerra semiótica contra el poder dominante de la arquidiócesis platense, representado en la fastuosa iglesia de Plaza Moreno.
En un reportaje con el NO, a poco de haberse mudado, confesó: “Lo que espero de la Argentina es que mi mujer me cuide y que los fans me adopten”. Lo primero queda en el fuero íntimo (por lo tanto, indiscutible), mientras que lo segundo fue bastante público: a partir de una entrevista extensa en detalles y fotos con un diario platense, su paradero se volvió rastreable y hordas de fanáticos comenzaron a procesar hacia su descubierta casa en la localidad de City Bell.
El que es argentino y gusta de los Ramones, bien puede interpretar la locura que es capaz de desatar una situación así. Y el que no, debe mirar la escena el documental “Raw” en donde la banda entra en pánico cuando los ramoneros argentos se abalanzan sobre la combi que los iba a trasladar del hotel hacia River hasta casi volcarla.
El punto máximo de gedenteada lo contó el propio Dee Dee: una vez, tuvo que salir a la calle y tocar unas canciones en una guitarra criolla para que la gente se fuera de una vez. El más Ramone de los Ramones, el autor de las mejores canciones, buscaba escaparse de sí mismo en un lugar donde todos lo perseguían. Por eso, la experiencia platense duró sólo un año. “A él le hubiese gustado quedarse acá, pero te rompían las pelotas a cada rato”, expresó con sinceridad Bárbara, su novia.
Hace poco se presentó en el Concejo Deliberante un proyecto para colocar 27 placas en lugares “vinculados a personalidades cuyo paso por la ciudad ha sido destacado y reconocido internacionalmente”. Una de ellas era para El Chacal, bar de 8 y 42 que cobijó el único show de Dee Dee en La Plata. Esa noche, él tocó la guitarra, Bárbara el bajo y un tal Martín Gimeno en batería. Hicieron clásicos del rock y de Ramones. Dee Dee murió una noche de junio de 2002 en Los Ángeles, con Bárbara a su lado. Martín Gimeno, testigo de aquella otra noche difícil de olvidar, lo recordó a la distancia con un dato que nadie imaginaría: “Su sueño era zapar con Keith Richards”. | @juaniprovendola